¡Esto es maravilloso! ¡Es estupendo! ¡Qué buen día hemos pasado! ¡Ojala todos los días pudieran subir los perros en los autobuses urbanos!
Todos estos comentarios se podían oír durante y después la celebración de la fiesta. Las más de 3.000 personas y animales que se acercaron ese día intentando pasar un día agradable lo consiguieron. Todo transcurrió en armonía y civismo. Se vieron pocos excrementos en el suelo y no hubo ningún altercado entre tanto animal. Y por ahí tenemos que empezar todos los propietarios de animales: comportarnos con educación para que el resto de la gente empiece también a respetar a nuestros queridos amigos de 4 patas. Pero no tenemos que olvidar el objetivo de la fiesta: acercar un poco más al ciudadano al mundo animal, dar a conocer la labor que hacen los refugios y hacer que disminuyan los abandonos y maltratos.